Viaje a Nueva York

En 2022 visite New York, lo más complicado fue decidir que lente meter en mi maleta. Descubre cual fue.

Carlos Duru

10/21/20233 min read

En 2022 gané un concurso con una fotografía gastronómica. El premio fue un viaje a Nueva York para dos personas. La persona que quería que me acompañara lo tenia claro, Ester, mi mujer, pero lo que no tenia tan claro, era decidir que lente me iba a llevar en la maleta. El problema era que como muchos otros fotógrafos, adoraba las focales fijas. En esos tiempos contaba con 5 lentes. Un Canon RF 16mm f 1.8 STM, un Canon RF 35mm f 1.8 IS STM, un Canon RF 50mm f 1.8 STM, un Canon RF 85mm f 2,0 IS STM y un Canon RF 28-70mm f 2,0L USM.

El 16mm, era crucial en una ciudad tan grande, pero no me permitía hacer retratos y como ya me conoceréis, mi disciplina fotográfica preferida es el retrato.

En aquellos tiempos el 35mm era mi lente insignia. Mi favorita, corta, discreta y estabilizada. Era la lente con la que me sentía más cómodo.

El más versátil era el 50mm, ideal para retratar en ciudad. Aunque en una ciudad como Manhattan, empezaba a quedar muy larga y albergar los inmensos rascacielos en solo una instantánea era imposible. Así que ya no dedicare ni una frase al super 85mm, una focal que me tenia enamorado.

Por último acababa de adquirir mi primer zoom en muchos años. Una lente tan bien valorada como odiada. Un zoom con un rango focal que va desde 28mm a 70mm y una apertura máxima de f 2,0 que podía recoger en el sensor de mi cámara el doble de luz que los f 2,8, cubriendo la mayoría de mis expectativas. No obstante, era tan odiada por sus monstruosos 1.430 gramos, que unido al cuerpo de mi Canon R6, el peso que tocaba acarrear llegaba a los 2,110Kg. La verdad que no me veía recorriendo las calles de Manhattan con más de 2kg entre mis manos.

Visitar Nueva York a través de la lente de una cámara es sumergirse en un mundo de contrastes visuales cautivadores. Desde la majestuosidad de los rascacielos que se alzan imponentes, hasta los callejones que respiran la autenticidad de la urbe más cosmopolita. Cada esquina de esta ciudad ofrece una nueva historia por contar. Fue increíble capturar la energía vibrante y la diversidad cultural que caracterizan a esta metrópolis, donde las escenas callejeras narraban su propia verdad, el downtwon más variado culturalmente, pasando por el middtown lleno de luces, rascacielos, Broadway y central parck, hasta el uptown más reivindicativo culturalmente de la negra Harlem.

La visión fotográfica en Nueva York es un viaje donde cada instantánea es un poema visual a capturar. Manhattan es única, icónica y sobretodo queda bastante lejos. Una mala elección a la hora de elegir la óptica adecuada me perseguiría toda la vida.

Mi elección fue el todo poderoso Canon RF 35mm IS Macro STM. Esta lente lo tiene todo. Es la lente Canon de la serie STM, que bien podría ser de la gama L USM. Sin embargo a dos día de partir rumbo a las americas todo cambio. El 29 de septiembre de ese mismo año, 22 días antes de viajar, compré una lente de algo más de 3.000€. Mi primer lente de la gama L.  Aunque no lo recibí en casa hasta el 2 de octubre lo poco que la había probado me dejo sin palabras... Ese f 2,0 era pura magia. El motor de enfoque arrastraba perfectamente esos 1,430 gramos de vidrio y ensamblajes a una velocidad sorprendentemente, mayor a la gama STM más ligera. Las piezas del puzzle empezaban a encajar a la perfección y todo cobraba sentido. El inconveniente del peso dejó de ser un handicap negativo. En fin, gasto cientos de euros al año en mantenerme en forma en el Gym, esto tenia que tener algún sentido o propósito y no podía ser otro más que éste.

Así que señorXs, en siete días hice más de 100km a pie por las calles de Manhattan, Brookling y Harlem cargando con esos algo más de 2 kg de cámara encima. También llevé el Cano RF 16mm f 1.8 STM, pero solo lo usé una vez en la azotea de Rockefeller Center (foto de la portada del Blog).

En resumen, que me alargo demasiado. La experiencia valió la pena. Disfruté como un enano haciendo fotos espectaculares y la verdad que mi cuerpo no sufrió todo aquello que pensé que sufriría. Tal vez el gym, tal vez la emoción.... Después de este viaje poco a poco fui vendiendo todas las lentes STM. El Canon RF 28-70mm f2,0 L USM cubría tanto todo el rango focal que necesitaba como la calidad de las ópticas fijas más luminosas.

Os dejo unas fotos sin editar aquí abajo. Disfrutadlas y me comentáis que os parecen, os leo.

Gracias por leerme.